domingo, 30 de diciembre de 2007

I Antecedentes

Todo lo que aqui se cuenta, comienza un martes treinta de noviembre del 2004, casualmente coincidiendo con mi cumpleaños. O bien empieza mucho antes, en Asuncion, donde un año antes, aburrido de mi trabajo de entonces, y al enterarme de que la AECI iba a restaurar un fuerte en un area perdida de la frontera, decidi interesarme por el proyecto.

Se trataba de rehabilitar el Fuerte San Carlos, junto al rio Apa que hace de frontera entre Paraguay y Brasil. Una construccion de piedra, comida por la vegetacion, que construyeron los españoles en 1804 para defenderse de los Portugueses, con tan buen ojo que apenas unos años despues el Paraguay se independizo, y poco le importo a la Corona ya lo que pasase en aquel lugar perdido. La idea era rehabilitarlo, para ponerlo en uso como hotel para ecoturismo, ya que se encuentra en una zona muy despoblada, junto a un parque nacional y habitada por toda clase de animales y con paisajes muy llamativos. Una empresa constructora local gano el concurso para su construccion, y alli que me fui yo con mi curriculum bajo el brazo para convencerles de que era su mejor opcion. No lo era, era su unica opcion, no tenian a ningun arquitecto dispuesto a irse alli por nueve meses. Pues alla que me fui, y me quede por...... 16 meses!!!
Pero la cosa no fue rapida, desde mi interes por el tema, hasta el dia de la salida para el terreno, hubo esperas, concurso de obras, coordinacion, aprovisionamiento.... un año y pico de esperas y preparativos, para lo que iba a venir despues.

varios

Colacion

Vuelta de Bela Vista con charla con brasileros

Escuelita rural, 36 alumnos sumando todos los cursos de secundaria, 98.9% de aprobados, entrega de la bandera de gafotas a gafotas con frases miticas, himno nacional, entrega de libretas, baile regional, discurso a padres y alumnos, abandono escolar, incluidas amas de casa futuras, mango mickey mouse, aviso a traves de chicos, de que mañana reunion agricola para reparto de semillas


San Carlos Night

Berbenilla de pueblo, la musica se oye y no deja dormir, todos los sabados igual en la seccional colorada, instrumento politico, gente de las estancias vecinas y de brasil. Vacas en el camino

5 parejas bailando agarradas, madres con niños en las sillas rodeando, techo con guirnaldas, cantina para mantener gastos de la cancha, la luz y cuidados, chicas que bailan, se sientan, las vuelven a sacar, la mano en la espalda sujetando la del tipo para que no baje, cachaca, carnaval, brasilera, folcklore paraguayo en guarani, la polka de la que viajo a españa, la chica que trabajo en una estancia en brasil, y que baila mas sensual que sus compueblanas, musica mas rapida que les desorienta, conversacion con tipo que trabajo en el fuerte en los 80´s.
Martes 14-12-04

Plata Yvyvy

El origen de la plata yvyvy
la guerra de la triple alianza
los señores de la despensa, el de 63, ella de 56 siempre del pueblo
El con 12, encuentra calavera cerca del fuerte-cue, de cristiano, dice
Habia una colonia, con unas 12 casas, luego se hizo una demarcacion, la gente no tuvo con que pagar, y salieron
El señor encontro plata yvyvy, entre el fuerte y el Apa, cuando iba a cazar guazu, venado. Estaba en un agujero, entre los pedazos de un cantaro roto, se ve que alguien la encontro, y dejo por cabala un adorno del bocado de caballo, de plata, como un disco de 8 cm, labrado
Se lo vendio a un argentino, que mando hacer la replica para tener el juego completo.
Trucos para conseguir la plata yvyvy.
El señor, guarango, en la hamaca, la gorda sentada en un banco abanicandose con un diario y traduciendo, yo con mi polar fresquita, reposando, las paredes verde brillante
Un teniente coronel, vino al destacamento y puso a gente a buscar la plata, guiados por un tal Pavon, que era del pueblo y conocia la zona, encontraron plata, pero esa misma noche Pavon vio Poras y se volvio loco.
El porton del fuerte, hecho “con espadas”, parece que fue vendido a una estancia brasilera durante la revolucion del 47.

Viaje a Bela Vista, balsa con paso de rio
Miercoles 15-12-04

Al agua...mas aún

Jueves 9-12-04

Al agua...mas aún

Ya con el permiso militar, con la resaca, y con un cabreo de cojones, volvemos a la estancia, una hora y media de viaje. Si, pero para eso hay que cruzar el rio.

Esta muy bajo, y la balsa se atasca. Los chavales, benditos ellos, dicen que hay que bajar el coche, y que como no es ondo, con la doble traccion sale sin problemas del rio.

Si, el coche baja, toca la arena, y a las primeras vueltas que dan las ruedas, se hunde en la arena hasta tocar con el chasis. Uh, que momento, menos mal que mis ayudantes se bajan inmediatamente y sin perder tiempo se ponen a.......lavar el coche con el agua del rio. Yo me bajo, los miro, y entiendo porque este pais no sale adelante, manga de gilipollas. Ataite se va al pueblo en la bici de un chaval a pedir auxilio, y vuelve con una camioneta de uno del pueblo, que apenas hunde mas el coche en el rio al tirar de el con mi sobrexplotada cuerda y ahora al abrir la puerta se llena de agua el suelo. Yo que me habia vestido “De Domingo” para ir a la ciudad, ahora tengo el agua por las rodillas. Se van otra vez a buscar el tractor de la estancia en la que vivo, que lleva atrapado en el barro desde el lunes, y ahora que no ha llovido a lo mejor sale. Si, salio, solo tardo tres horas. En ese tiempo, ya bañandonos resignados, y tratando de sacar toda la arena posible de debajo del coche recibimos la inesperada ayuda de los soldados brasileros, que se tiran al agua con nosotros. Tienen un tractor, solo que para ir a buscarlo necesitan el Jeep, que no tiene bateria hace un mes. Se llevan la bateria de mi coche en la balsa y yo les alcanzo a nado. Nunca pense que iba a atravesar una frontera nadando, sin documentos y en calzoncillos, pero se ve que todo puede pasar. Del otro lado, los soldados espantan a las gallinas que viven en el Jeep, colocan la bateria y salen a buscar ayuda.

Llega nuestro tractor, no lo puedo creer pero si, saca el coche de en medio del rio, yo que ya pensaba que se iba a quedar ahí como curiosidad turistica. Eso si, ahora no tengo bateria, y los generosos soldados brasileros, cuya ayuda no fue tan desinteresada, al ver que ya no necesitamos el tractor, aprovechan tener en marcha el Jeep para ir a traer madera para cocinar, que se ve que llevaban una semana a base de ensaladas desde que se les termino la leña. Eso añade una hora mas a la espera, de forma que para cuando ya llegamos a la estancia, han pasado cinco horas desde que subimos a la balsa. El resto del dia, contemplativo.

A noite Brasilera


Miercoles 8-12-04

La noche brasilera...

Viajamos a Bela Vista, Brasil, para conocer un poco la cuidad mas civilizada de los alrededores, conseguir el permiso de los militares para moverme libremente por la zona, y hablar por telefono. Viene con nosotros la pareja de brasileros con sus hijas.

No es para tanto, pero si es civilizacion. Necesito cruzar a Bella Vista en el lado paraguayo para llamar por telefono, usar internet, y hacer algunas compres. Al atravesar un pequeño rio, pregunto en mi mejor portugues, cual es el camino para Paraguay. Esto, es Paraguay, me responde sorprendido el interesado. Ahhh, ya, ¿y el centro del pueblo? Mirada compasiva del tipo: este es el centro del pueblo. Una calle con dos tiendas, un camino de tierra, unas gallinas.... mejor por el Cyber ni pregunto. Por suerte telefono si que habia, asi que me di el gusto de una hora de conversacion, nitida sin interferencias con amigos de Asuncion.

El sargento que tenia que tramitar el permiso no estaba en el destacamento, y para cuando ha vuelto, ya es tarde para volver y pasar el rio, asi que toca dormir aquí. Como el brasilero ha discutido con su mujer, queda a nuestra disposicion como guia nocturno, y ante la insistencia de Arnaldo de ir a beber y conocer mulheres, el, tranquilamente, y sin pensarselo dos veces, en su tierna ingenuidad, nos mete sin darnos cuenta en un burdel. Dos tremendas gordas, una bombilla mugrienta colgando del techo, un billar....uh, que mal rollo. Habia mujeres, si, y cerveza, si, pero no era eso, y menos esas. Despues de una hora de billar, mucha cerveza, y conversar con una de ellas en portugues, sobre la promesa que le ha hecho a la virgen, si deja de caersele el pelo (por dios que se refiera a la cabeza!!!), salimos un poco borrachos, y reprochandole a Ataite el sitio al que nos llevó. Decide cambiar, nos lleva a otro aparentemente igual por fuera, y exactamente igual por dentro!!! Tengo que mejorar mi portugues, asi no vamos a ningun lado. Lo unico aquí las chicas eran mas atractivas, y eso fue lo malo, porque Arnaldo, borrachisimo, empieza a tontear con una de ellas, guapisima, y acaba pidiendome dinero para quedarse con ella. No puede ser, esta bajo mi responsabilidad, mala suerte, y la noche acaba de mala manera, el pateando a mi sufrido coche, yo pidiendole disculpas a la puta por joderle el negocio y Ataite tomandose los culines de los vasos de cerveza.

Al Agua


Martes 7-12-04

Al agua...

La mañana rutinaria, pero a la tarde nos vamos con el capataz y el que cuida las vacas a ver a una que estaba en el prado, y que esperaban que pariese hoy. Al final me he quedado sin ver el espectaculo, quiza mañana, pero a la vuelta, carrera al galope hacia el fuerte con Arnaldo. En caso de charcos y barro, es bueno entrar rapido con la 4x4, pero con los caballos no. El suyo pega un resbalon tremendo y le tira por encima, el mio, que va detrás, resbala, se gira, y acabo sentado en medio de un charco. Buscamos las fustas en el agua, y abandonando la idea de ir al fuerte, volvemos para casa, sin un rasguño, pero sucios como un chiquero.

Hoy hace una semana de nuestra llegada a San Carlos. Tres años de comidas no tan higienicas en los barrios menos selectos de los alrededores de Asuncion, me han debido inmunizar bastante bien, ya que mi estomago esta sanisimo a pesar de tomar todos los dias agua de rio y demas habitos naturales como la leche directa de la vaca etc... Eso si, la cantidad de picaduras de mosquitos (hay varias clases de bicho y de picadura, y las tengo toditas) me hace pensar que cada vez tengo menos sangre pero debe de ser aprension, por mas que salgo a correr por las mañanas sigo con mi peso normal. Ha vuelto la luz, asi que esta noche, gracias al aire, podre dormir sin mosquitos.

Rutina


Domingo 5-12-04

Nada de nada

Dia aburrido donde los haya. Nada que hacer, y ademas los peones brasileros que estan por unos dias, estan pesadisimos, todo el dia en la casa viendo la tele. Como me toquen mucho los cojones, esta noche no les dejo ver Harry Potter. Para comer, un lechoncito que andaba triscando por aquí estos dias.

Lunes 6-12-04

La Rutina

Ya todos los dias se parecen demasiado. La obra sigue sin empezar porque aunque el fuerte ya esta desmalezado, con las ultimas lluvias el camino esta muy mal y no pueden venir. Cada dia estoy mas puesto en las labores campestres, vigilo que este desmalezada la chacra, llevo la leche, traigo el queso, el suero sobrante para los cerdos, combustible y repuestos para el tractor... Este rol de alumno de granja escuela me esta sirviendo al menos para no aburrirme mucho. La novedad zoologica del dia, ha sido un grupo de Ñandus, el avestruz sudamericano, que corrian por el campo mientras volvia del pueblo. Hoy tenian que traer el aire acondicionado, los fusibles para el amplificador de la tele, el transformador para la lavadora y sobre todo llevarse a los peones, que con la motosierra estropeada no hacen nada todo el dia y son ya molestos, pero no viene nadie.

El sonido de un motor a lo lejos me pone muy contento, pero no, es el electricista que viene de visita. Schupp llama varias veces al dia, le doy el parte (la chancha aun no pario, el tractor se quedo en el barro...) y ahí termina mi contacto con el mundo exterior.

Una tormenta mas fuerte de lo normal, derriba dos postes de hormigon de media tension, y nos deja sin energia. Hasta ahora, los cortes dejaban siempre media fase funcionando, suficiente para una bombilla (tenemos solo fluorescentes), para un suave movimiento del ventilador, pero no para el aire acondicionado ni la tele ni el ordenador. En seis dias, hemos tenido cuatro cortes, proporcion bastante preocupante, teniendo en cuenta que la obra dudo que se termine en los cuatro meses planeados.

Tormenta y Estero

Sabado 4-12-04

Tormenta

Vuelvo a viajar a Arrecife, la estancia cercana que tiene taller, y aprovecho para tomar terere con el administrador, ya voy conociendo a los vecinos. Ahora ya conozco al mayor, al maestro, el director de la escuela, un vecino, y al comisario del pueblo. Solo me falta el cura para estar a bien con todas las autoridades locales.

Tambien conoci a la medico, es decir, hechicera, porque aquí si va a la universidad, le dicen doctor, pero a los curanderos se les dice medicos. Dicen que conoce muchas oraciones para las picaduras de bichos. Momento de reflexion sobre el hecho de ser tan pecador.

Por la tarde, subimos de nuevo al fuerte, otra vez a caballo, en una galopada muy buena entre la maleza. En menos de media hora, el cielo se pone moradisimo, y empieza una tormenta de cuidado. Correr a caballo, con lluvia y los rayos cayendo en las montañas hace que valga la pena el resfriado que me voy a pillar. Lastima que un poco mas tarde, los rayos caen mas cerca, es decir, otra vez sobre la antena fundiendo esta vez el transformador del telfono.

Nos invitan a cenar en el pueblo, ya que ha venido un ingeniero de Asuncion, amigo de mi anfitrion y que es un personaje por aquí. Con todo el agua que ha caido, el camino es un rio, aunque poco profundo, y por el parabrisas solo se ve plantas a los lados, y agua hasta donde alcanzan las luces. Llegamos sin problemas, y volvemos igual, pero con el estomago satisfecho por algo mas sofisticado de lo habitual.

El nuevo patron

Viernes 3-12-04

El nuevo patron

Las intenciones de despertar al amanecer, y subir haciendo footing al fuerte, se han deshecho al no pegar ojo por culpa del calor. Schupp llama, como todos los dias, y me dice que me tiene total confianza, que aquí falta mano dura, y que ya que estoy aquí, que le de una mano en la direccion de la estancia, y me deja como encargado honorario. La verdad es que ya que estoy gratis en su casa, comiendo su comida y siendo atendido por su gente, es lo menos que puedo hacer.

Tambien ha hablado con el capataz y parece una tonteria, pero he pasado de molesto huesped a patron. Ahora, me siento en la cabecera de la mesa por mas que no quiera, y desde hoy empiezan a cambiar las cosas. El mismo sargento Martinez que intento emborracharme el dia de la llegada, ha venido como Pedro por su casa para hablar por telefono, llevarse parte de la comida traida de Caracol, y de paso recolectar algunos productos de la huerta. Se va medianamente cabreado, pero es que estaba mal acostumbrado a venir aquí de pillaje y ordenes son ordenes. Mi siguiente labor como estanciero, ya que la obra aun no empieza, es llevar un barril de leche al pueblo. La señora que lo recibe me regala un queso.

En el fuerte el desmalezado sigue. Ahora que puedo pasear por las murallas, la imagen desde arriba, con las hogueras de la maleza, las ruinas envueltas por el humo y el paisaje al fondo, es muy sugerente a poco que uno tenga la imaginacion juguetona.

La comida es exactamente igual al desayuno y la cena de todos los dias, arroz y fideos, con carne seca, y a veces feijoada. Sin embargo, hoy hay novedades. El brasileño, harto del kikiriki de un gallo inoportuno le tira una piedra para espantarlo, y por error lo desnuca. Una hora mas tarde, descubre que un tremendo lagarto se esta comiendo los huevos de los pavos, y le pega un tiro en la cabeza. Resultado, hoy cenamos lagarto con gallo..... y arroz y fideos.

Por la tarde viaje a la estancia vecina para pequeñas reparaciones mecanicas, y paseo al rio Apa para bañarnos. A pesar de los mosquitos, se agradece el baño en este calor. Lastima que a la vuelta necesitamos una hora de barro, juncos, empujones, y tirones de cuerda para salir de un barrizal, pero ya le voy pillando la tecnica a esto del 4x4. En el rio vemos unas huellas enormes, que no eran de caballo, ni de vaca, con tres dedazos y del tamaño de un CD. La idea del jaguar se viene a la cabeza, sobre todo durante el episodio del barrizal, pero consultando en la cena resulta ser un tremendo tapir, que por lo que se ve abundan por aquí, al igual que los carpinchos (algo parecido a una ardilla pero del tamaño de un mastin). Realmente la fauna de por aquí es mucho mas variada y exotica de lo que esperaba, y ya me estoy acostumbrando a ver garzas, ibis, tucanes y demas bichos. Momento entrañable despues de comer: vuelvo a la casa, y me encuentro a las dos niñas viendo en la tele... un documental de esos de bichos!!!.

Ahora que soy el patron, me han ofrecido comernos al cocodrilo, pero se que lo voy a echar de menos en el paseo del desayuno, y ademas bastante exotismo tuvimos en la cena de hoy, asi que nos conformaremos con que maten un lechoncito para el domingo, y lo hacemos en el horno de leña.

Granja escuela


Jueves 2-12-04

Granja escuela

He decidido empezar mis actividades aquí, a la manera del lugar, a caballo, que para eso llevo varias semanas yendo a montar en Asuncion para estar bien entrenado. La idea es subir asi al fuerte a supervisar las tareas de desmalezado que tenian que empezar esta mañana. Eso si, el capataz, que nos acompaña en este primer paseo, nos pide que antes le ayudemos a juntar las vacas que andan por ahí dispersas, y me divierto un rato persiguiendolas hasta que entran por el porton. Pienso que las mias deben ser especialmente hogareñas porque resulta mucho mas facil de lo que imaginaba. Antes de salir me equipe con mi primer regalo de cumpleaños, un sombrero de paja tipo vaquero, y al entrar al baño con el, y verme en el espejo, me alegre de que ninguno de los que lean esto, me puedan ver con esa pinta, je, je.

Carrera al galope con Arnaldo hasta el fuerte, para desgracia de mi yegua un poco resentida por el calor y la empinada cuesta. Los chavales contratados para la faena han hecho un buen trabajo, empezando al amanecer tienen ya gran parte del patio del fuerte despejado. De vivoras solo cazaron una triste yarara del tamaño de un boli, se ve que si que me estafaron un poco con el cuento pero me vengare. En realidad lo prefiero, sobre todo despues de haber leido el prospecto del suero antiofidico, que describe bien los sintomas del envenenamiendo por picadura, y los efectos secundarios del propio suero, que si eres un poco aprensivo, como es mi caso, te dan ganas de comprarte unas botas de agua hasta los sobacos.

El ingeniero Schupp, dueño de la estancia, ha llamado esta mañana, y me ha pedido que supervise un poco las actividades de su propiedad, asi que a la vuelta del fuerte, paseo por la chacra y por la granja. Hay unas siete mil cabezas de ganado, ademas de ovejas, cerdos, pavos, caballos etc... creo que voy a aprender algo del campo en estos meses.

La suerte de estar en el lugar adecuado en el momento adecuado, me permite impedir que un empleado se lleve a Brasil mi microondas pensando que es el aire acondicionado que hay que reparar. Lo paga con las burlas de todos los demas, que sin saber lo que es un microondas, se meten con el diciendo que como va a ser el aire, si pesa tan poco. Mientras arreglan mi aire, dormire en el cuarto de Schupp.

Por la tarde, apagon. El del primer dia me parecio circunstancial, pero al parecer es muy frecuente, cosa muy mala para alguien cuyo mayor entretenimiento aquí de noche se basa en los libros, el ordenador y la tele. La solucion es bien sencilla, el encargado de la ANDE, compañía estatal de electricidad, va desde el pueblo en su moto a una estancia a 18 km y sube la llave del fusible, que lastima que su moto hoy esta estropeada.

La ventaja del apagon la descubro en la absoluta oscuridad del camino al comedor, ese largo “pasillo” de unos sesenta metros bordeando el estanque. El cielo plagado de estrellas, reflejado ademas en el estanque, y en las miles de luciernagas que hay por el cesped.... no hay palabras para eso.

Ademas estan los ruidos, porque el campo sera muy silencioso de dia, pero de noche es una orquesta, y no por los timidos grillos, como en España, sino por el alboroto entre ranas, sapos, lechuzas, y otros animales no identificados. Hay un grupo de ranas, que curiosamente y sin ser muy consientes de ello, hacen un ruido exageradamente parecido al de un modem.

En la cena, y para asustar a la menina que ni se inmuto, y de paso intranquilizarme a mi, comentan que escucharon rugir a un jaguar. Por supuesto me lo tomo a coña, pero el capataz, que es un tipo serio, me dice que mas de una vez encontro una vaca devorada, y que no hay otro animal capaz de hacer eso de esa manera. Yo que estoy encantado de estar hablando todo el dia en portugues, hubiese preferido no entender esta parte, je, je, malditas clases que tome. La opcion de recalentar la comida en el microondas por las noches en mi propio cuarto, empieza a tomar forma. Noche dura sin aire acondicionado, ni ventilador, ni animo por supuesto para dormir con la puerta abierta.

III La Estancia y el Fuerte

A la mañana, tras un ligero desayuno campestre, compuesto por un guiso de arroz con higado y carne seca bien salada y leche de vaca, de esa vaca del jardin en concreto, salimos en direccion a la estancia, destino final de este viaje, y alojamiento para los proximos cinco meses.

Es una casita de ladrillo con techo de chapa, compuesta por tres piezas: una sala en el medio, y un dormitorio a cada lado, cada uno con su baño, todos con puerta hacia la galeria del frente. Huele a carne cruda, y es que estan descongelando el congelador, que debe de tener unos 30 kilos dentro, para que lo podamos utilizar. La primera impresión es un poco deprimente, la casa es oscura, parece algo abandonada, pero afortunadamente el efecto es solo momentaneo, y en un rato parece mucho mas acogedora. La atiende una familia de brasileros, una pareja con dos niñas, y ninguno de ellos habla nada de español. El capataz, paraguayo, habla principalmente guarani, y cuando intenta el español, le sale mezclado con portugues, ya que no diferencia mucho los dos idiomas. Pienso que es un bueno lugar para aprender idiomas, al menos si uno no va a ser muy purista con las mezclas.

Ya pensaba estar muy poco sensibilizado a las novedades en Paraguay, pero es agradable descubrir que uno puede seguir sorprendiendose. Para ir desde la casa al comedor, que esta en la casa de los empleados, se bordea un pequeño estanque con patos, de modo que cuando vamos a almorzar, nos encontramos un yakare asomando la cabeza en el estanque. Cosas de vivir en una estancia, un caiman en el jardin.

Por fin llega el momento, la subida al fuerte, ese lugar del que llevo escuchando hablar desde hace un año, y que ha condicionado todas mis actividades a la espera de que se iniciase el jodido proyecto. Por esas ruinas abandonadas, por esa reconstruccion, llevo un año sin saber que voy a hacer el mes siguiente, siempre disponible a viajar en cualquier momento, alentado por fotos, planos, documentos historicos que lo describen etc...

No me decepcionó. Ni mucho menos. Es mas, el hecho de estar de nuevo cubierto de vegetacion, el camino enrevesado y tupido para la subida, los pabellones de piedra llenos de plantas que se asoman por el hueco del techo, y autenticos arboles saliendo de las murallas, no es nada comparado con el paisaje que rodea al Fuerte.

Probablemente para subir el precio de los trabajos de desmalezado, el maestro del pueblo, transformado en contratista y organizador de los personales locales, me cuenta que aquello es un verdadero nido de serpientes cascabel, que se refugian todas en el fuerte para esconderse entre las piedras. No seria de extrañar, de hecho durante la subida se ha cruzado en el camino un enorme teju-guazu, un lagarto con el cuerpo del tamaño de un cocker.
Estamos solo un rato, la primera impresión es que hay que cancelar la venida de albañiles y materiales, prevista para mañana, para dar tiempo a desmalezar el lugar, y habilitarlo para el trabajo.

De nuevo en la estancia, un corte de electricidad nos impide utilizar el telefono, ya que al no haber lineas comunes, se conecta con la red telefonica que esta a unos 80 km de alli, mediante un sistema de radio que necesita de un amplificador. Es urgente contactar con Concepcion para anular el viaje, y asi lo entiende el capataz, que tranquilamente se va al campo a caballo, trae un tractor, y en un momento, sacandole la bateria y conectandola al amplificador, volvemos a tener linea en el telefono. No hay señal para llamar, pero si se puede recibir, asi que en cuanto el dueño de la estancia llama, le explico la situacion, y ya el promete hacerse cargo de avisar a mi empresa.

Otra consecuencia de nuestro alejamiento, es que la señal de la television paraguaya no alcanza, solamente la brasilera tiene potencia suficiente, y de nuevo, hay un aparato que sirve para amplificar la señal, pero en la ultima tormenta, un rayo cayo en la torre de la antena, y fundio el fusible. En San Carlos hay cuartel, hay cerveza, hay escuela, pero no ferreteria, asi que nos vemos en la necesidad, de viajar a Brasil, para comprar un fusible, y poder ver la tele en español....en Paraguay!!! No es que me importe mucho ver la tele, pero el dueño insiste, y ya de paso compramos comida, mucho mas barata alli en Brasil que en el pueblo, cueva de ladrones según expresion de el, que por otro lado es el dueño de todas las tierras de por aqui.

Asi que de nuevo de viaje, y para primera etapa, el paso del rio Apa. Una barcaza de metal, enganchada por dos amarras a un cable de acero que cruza el rio, es el transporte que comunica los dos paises. De este lado una playa, del otro, una guarnicion militar del ejercito brasilero. El mecanismo de la barcaza es bien ingenioso: La amarra del lado de la orilla que se deja, se suelta mas que la del lado de la orilla a donde se quiere llegar, de modo que la fuerza del rio, al chocar contra la barcaza, la hace avanzar de costado. Una vez del otro lado, para volver, no tienen mas que estirar de una de las amarras y soltar la otra, y asi todo el dia. Dos chicos en bañador son los encargados del paso, y colaboran nadando, empujando la barcaza, y poniendo y quitando los tablones para el coche. Todo a cambio de una pequeña tarifa, que varia según se trate de peaton, bici, moto, caballo o coche. Según el director de la escuela, nuestro guia de hoy, el año pasado era una lindisima chica en bikini la que hacia el trabajo, lo cual confirma mi intuicion de todos estos meses de espera de que la construccion del fuerte ya se estaba retrasando demasiado.

Asfalto, por fin asfalto, despues de cruzar la zona militar, identificarnos etc.. salimos a una estupenda carretera nuevecita, y en media hora estamos en Caracol, un pueblo no tan grande, pero si dotado de todo lo necesario. De vuelta, ademas de unos 100 kg de viveres, llevabamos a un anciano, su señora, y una niña, que con sus respectivas compras, y unido al mal estado de mis ruedas de atrás y tambien a que agarramos una piedra.... nos lleva a un pinchazo, o mas bien reventon, ya que la cubierta quedo inutilizable.

Llegamos tarde al paso del rio, que se cierra a las seis, no por los chicos de la barcaza, que no tienen problema, sino por los militares, que por serlo y por ser brasileros, tienen un sentido mas estricto del orden que aquí sus vecinos del sur. Por suerte el estado de la rueda de repuesto hablaba por si solo, y pudimos entrar de nuevo, dejar a nuestros pasajeros, y volver a casa a descansar. La falta de rueda de repuesto va a limitar mucho la movilidad hasta que me traigan una de Asuncion, pero el viernes hay fiesta en Caracol, y sospecho que va a ser mas fuerte la tentacion que la prudencia, asi que imagino que pasaremos la noche en Brasil.

II El viaje de ida

Tras haber coordinado todos los detalles (que obviamente nunca fueron todos e incluso luego se comprobo que no fue casi ninguno) con mis nuevos jefes, viaje de Asuncion, capital del Paraguay, a Concepcion, la ciudad de cabecera de San Carlos, un 29 de noviembre de 2004 junto con un chaval de unos 18 años que un amigo mio me habia pedido que emplease en la obra ya que no encontraba nada mejor que hacer en la capital que vivir en su casa y a su costa.

Salimos de Concepción, Arnaldo y yo, en la (tristemente celebre en esta historia) camioneta Kia Sportage, cargada hasta arriba con todas mis pertenencias, y dejando atrás Asuncion y el modo de vida de los ultimos tres años. El dia anterior durante el viaje hasta Concepcion ya habiamos tenido algunos inconvenientes mecanicos que creiamos superados, y despues de hacer noche en el Hotel Frances, empezaba la segunda etapa del viaje, que coincidia con mi cumpleaños:

Hay tres caminos para ir a San Carlos de Apa, uno muy largo desde Concepcion, pero bien asfaltado en su mayoria, y dos de tierra, uno de los cuales estaba inhabilitado por la crecida de los arroyos despues de las ultimas lluvias. Uno pensaria que porque se corta un camino por algo asi, y es que no hay puente, asi que la profundidad del arroyo es algo a tener en cuenta antes de viajar y mas si tu coche no es tan confiable.

Y del tercer camino, desconocido, solo sabiamos que iban a ser unas cinco horas de ruta de tierra, sin atravesar apenas zonas habitadas. Ese era el nuestro, si. Durante mas de tres horas recorrimos sin problemas el polvoriento camino, bien abastecidos de agua fria para el terere, cigarrillos y un estupendo mapa militar del que dependiamos absolutamente en este nuestro primer viaje. Pero calentó. Si, se volvio a calentar el jodido motor, igual que ayer y a pesar de haber revisado bien el agua. No importa, aprovechamos para descansar a la sombra de un arbol y cargar el reproductor de mp3 con musica guardada en el ordenador, detalle importante para acompañar el viaje, ya que a estas alturas de nuestro alejamiento de la civilizacion, no hay una sola señal de radio.

La calidad del camino varia en el recorrido, tramos que permiten alcanzar 60 km por hora combinados con verdaderos agujeros que hay que ir esquivando muy despacio. Por supuesto el paso de uno a otro tramo era tan brusco que la direccion del coche, y todo el equipaje acumulado detrás, sufria las consecuencias de mi prisa por llegar. Despues de muchos golpes, frenazos, saltos etc... y para evitarle mas daños al coche, me decido a esquivar un tramo bastante rocoso, con tan mal criterio, que lo que parecia una cuneta de firme tierra blanca, resulta ser un barro seco solo en la superficie, y bastante hondo a juzgar por lo profundo que se ha metio la rueda de atrás cuando nos quedamos atrapados. Atencion usuarios noveles de 4x4, para que este funcione, en muchos modelos, hace falta andar uno o dos metros despues de activarlo para que engrane, asi que mueve la palanquita antes de meterte en el marron o sino, te pasara como a mi.

Que suerte, a lo lejos se ve un camion parado, Arnaldo, fiel ayudante y copiloto, se pega un paseo hasta alli para ver si con el camion y mi super cuerda recien comprada para estas ocasiones, nos podian sacar. Claro, si el camion esta parado sera por algo, y es que tambien estan atrapados por el barro, pero amablemente se vinenen los dos tipos a ayudarnos, equipados gracias a su experiencia con una pala. Para la proxima compra de utiles de supervivencia, ademas de la cuerda tengo que acordarme de comprar una pala. En un minuto nos ayudan a sacarlo y reanudamos el camino, despues de darles yerba, agua fria y cigarrillos. Total, nosotros ya estamos cerca de nuestro destino.

Si, pero el esfuerzo para sacar el coche, ha calentado un poco el motor, y apenas hemos perdido de vista a los felices camioneros, equipados ya para pasar la noche ahí, no tengo mas remedio que parar el coche y esperar que se enfrie, sin agua fria, sin cigarrillos, y ya con un estado de animo menos optimista que el del inicio. Happy birthday to you....... en fin, podia ser peor y lo es, no hay sombra por ningun lado, queda apenas una hora de ardiente sol, y los mosquitos empiezan a ser muy, muy abundantes asi que cargamos rapido el radiador y media hora despues estamos en el primer pueblo decente desde que dejamos Concepcion.

Colonia Sargento Lopez, mas conocido como Puentezinho, es un pueblecito encantador, apacible, con muchas tiendecitas, casitas de madera de colores, lindisimas chicas... y dedicado exclusivamente a la deforestacion y saqueo de los bosques, vaya. En cualquier caso el lugar me encanta, y me anima bastante ver que ya estabamos alli, ya que según nuestro mapa y por las referencias que nos dio la gente, debiamos estar unos 50 km antes.

La forma de los paraguayos de indicar los caminos es bastante peculiar, izquierda se mezcla con derecha, aquí cerquita puede ser un kilometro, un desvio es una curva, sigue derecho te puede llevar a una bifurcacion totalmente simetrica... bueno, preguntamos unas 5 veces para poder salir del pueblo en direccion a San Carlos, y aun asi, cuando dejamos de ver gente, no estoy muy seguro de ir por el camino correcto. Algo corre atravesando el camino, miro por el retrovisor, y es una enorme araña, frenazo y vuelta atrás para ver el tremendo bicho. Habia escuchado hablar de la araña pollito, pero pensaba que era porque mataba pollitos y no porque tenia el tamaño de un pollito. Peluda tambien como un pollito, no es tan venenosa, aunque la mordedura es de por si muy dolorosa por el tamaño de sus colmillos, parecido al de los de los cachorros cuando se les caen los dientes de leche. Para colmo, si la aplastas con un palo, expulsa todos sus pelos de golpe que se clavan en la piel y producen urticaria, un encanto el bichito. Sin embargo, en consideracion a mi curiosidad por hacerle una foto, poso para mi durante un buen rato, levantando las patazas de adelante y abriendo los colmillos, y no exagero si digo que entre ellos podia sostener un lapiz.

Seguimos nuestro viaje, el bosque cada vez mas espeso, la luz cada vez mas escasa y el camino ya empieza a ser sendero. Hemos salido del pueblecito de Asterix para internarnos en el bosque de la Bruja de Blair, y para colmo no sabemos si es el correcto.

Casi una hora despues, sin postes de luz, sin amagos de vida, sin una lucecita en el horizonte, y despues de trastear, esta vez si, con el 4x4 para salir de una cienaga llena de mosquitos, llegamos frente a un cartel de Bienvenidos a San Carlos. Casi me bajo a besarlo de la emocion, por mi como si pone bienvenidos al castillo de Dracula, llevamos ocho horas en ese camino y yo solo quiero dormir.

Pero no, no acaba aquí la cosa, el cumpleaños feliz aun sigue, porque ante la imposibilidad de encontrar la estancia donde vamos a dormir buscamos en el pueblo la casa del maestro de la escuela, unico conocido del lugar, y terminamos frente a un cuartel militar. Dos soldados en calzoncillos y camiseta nos salen a recibir muy amistosos, nos hacen pasar con el coche, y nos invitan a cerveza y un asado. El comandante del destacamento, tambien muy informal el, nos ofrece quedarnos a dormir y nos sentamos todos a tomar junto a una hoguera. Empiezan a aparecer brasileros de las estancias vecinas con cajones de cerveza, ademas de la que va a buscar Arnaldo de mi cuenta para celebrar mi dia. La conversacion, entre portugues, guarani, y a ratos español, empieza a ser muy densa. El sargento Martinez, el amistoso, que ya se ha puesto el uniforme completo para la ocasión, resulta estar muy borracho a pesar de estar de guardia, y su amabilidad ya resulta pesada. Probablemente para hacer alarde de su autoridad frente a los forasteros, nosotros, se pone a imprecar a los Brasileros sobre su situacion ilegal y sobre que alli la autoridad son ellos, los soldados.
Como el comandante esta meando tras un arbol y por fin el maestro llega a buscarnos, viendo el panorama salimos de alli sin probar el asado con la excusa de que es tarde y que el profesor tiene en su casa aire acondicionado, y asi nos evitamos una borrachera entre soldados fronterizos y peones de estancias con todo lo que eso puede suponer de riesgo.

Finalmente cenamos en casa del maestro con su familia, y por fin dormimos en una casa al lado de la de ellos, en obras, sin luces ni agua, pero con cerradura en la habitacion y aire acondicionado , con un ultimo esfuerzo para este dia tan largo, de tener que tallar en la puerta el agujero para la cerradura con una navaja suiza a la luz de una linterna. Inolvidable, solo me falto soplar las velitas, pero ya habria tiempo para velitas en los meses siguientes.

San Carlos la nuit

Es sábado por la noche, hace rato que cené, y después de un par de horas de lectura no puedo dormir. En parte, porque aun no es tan tarde, y en parte por la música que llega hasta mi casa desde el local de fiestas del pueblo. Todos los sábados, y a falta de bares, discotecas y demás centros nocturnos, se organiza “la fiesta” en el local de la Seccional Colorada. La seccional, institución infaltable en cada lugar habitado de este país, es una herramienta política desde la que los Colorados, en el gobierno desde hace ya mas de cincuenta años, proveen a sus posibles votantes de las mismas cosas que les niegan desde el estado. Así, las seccionales en los pueblos pequeños se convierten en el centro de cualquier actividad, bajo el patrocino del Seccionalero, su presidente, convertido mediante este cargo en una especie de cacique local.

Es sábado a la noche, digo, y ante la falta de sueño la opción de unirme a la fiesta empieza a tomar fuerza. Y eso, que para salir de la cama y vestirse otra vez ya se necesitan ganas. Por el camino, apenas unos trescientos metros, el silencio solo es interrumpido por la música, que ya dejo el carnaval de hace un rato para pasar a la cachaca. El pueblo a oscuras, muchos ya duermen, y las vacas, ocupando el camino, también duermen hasta que son importunadas por mis pasos que tratan de esquivar sus bostas en la oscuridad.

No esperaba encontrar tanta gente, y eso que - me dicen – ya se fueron muchos a dormir. Hay gente de las estancias próximas, brasileños que trabajan en Paraguay, paraguayos que lo hacen en Brasil, y unos pocos que por alguna razón permanecen en su propio país, suponiendo que tengan claro cual de los dos es el suyo. El lugar es un galpón con pilares de madera y el techo de chapa, adornado semanalmente con guirnaldas de papel, que durante los días siguientes van desapareciendo con el viento hasta ser renovados la tarde anterior a la fiesta mientras se limpia el piso y se cargan las conservadoras con hielo y cerveza. Paso entre las dos oficinas abandonadas de la seccional, que sirven como pórtico de acceso, y me veo en medio de la pista, en la que unas cinco o seis parejas bailan formando una fila. Para evitar atravesar entre ellos doy un rodeo por el lado mas corto, el derecho, lo que me obliga a pasar frente a los mismos enormes altavoces que media hora antes habían provocado mi salida.

Ya en la cantina, una casetita de madera apenas para dos personas, encuentro a algunos conocidos. Apretones de manos a todos los presentes en el grupo que dan lugar a las preguntas y comentarios, algunos en tono casi de disculpa -así es como nos divertimos en la campaña Arqui- un poco sorprendidos de verme por allí. Porque soy el forastero, no solo de fuera del pueblo, y arquitecto, y patrón de parte de los jóvenes del lugar, sino además extranjero y de esa difusa Europa que les parece Marte, porque a los brasileros ya no los consideran extranjeros aquí en la ambigua frontera del río Apa.

Cuando mi llegada deja de ser la novedad, y siguen sus conversaciones en guarani, ya con una cerveza en la mano vuelvo la vista hacia el centro del galpón, en el que las parejas han variado un poco, en su composición y en el ritmo, nuevamente brasilero aunque esta vez mas lento. En torno a ellos, unas treinta personas, mayoritariamente señoras y niños, se acomodan en bancos y en sillas de plástico observando pasivamente a los que bailan. Al terminar cada canción, algunas parejas se deshacen, la chica vuelve junto a su madre y el chico junto al grupo de hombres que permanecen en pie cerca de la cantina. O bien, ese mismo chico que aun no salió de la pista, busca a otra pareja entre las que se acaban de sentar. La desproporción es enorme, deben de ser tres chicos por cada chica. Una pareja permanece estable desde hace varias canciones. La chica, de amarillo, mantiene en su espalda una de sus manos agarrada a las de él, asegurándose supongo, que no pasen por debajo de la altura deseada. Ahora la reconozco, trabaja de cocinera en la pensión en la que me alojé durante unos días.

Un tipo se me acerca y se presenta como el presidente de la comisión de la cancha de fútbol, que es la que organiza las fiestas para así recaudar el dinero con el que se paga la luz de los halógenos y el pulcro mantenimiento del campo. Me cuenta que trabajo en la anterior restauración del Fuerte, allá por los años ochenta y la manera de trabajar de entonces me anima, ya que a pesar de las incomodidades que pasamos ahora, ellos lo tuvieron mucho mas difícil, a base de hacha y bueyes donde nosotros tenemos motosierras y camiones.

Otra vez mirando a la pista, veo entrar invitada por un chico que apenas ha dejado de bailar todo este tiempo, a una chica de camiseta azul -Liza, me dicen- que trabajaba en el Brasil hasta hace poco. Es la hermana de mi empleada, una chica timidísima que en todo el rato no se ha despegado de su madre en la fila de las sillas de plástico. La chica de azul baila diferente. Mas separada y con las manos sueltas, desconcierta un poco a su pareja que pierde el paso al verse solo. También mas sensual, debe ser el glamour de haber vivido del otro lado del río, y no aquí cerca sino ya en las ciudades. Sus compueblanas, antiguas compañeras de escuela y de juegos, se mantienen sin embargo en de su manera de bailar, mas ahora que viene el folklore con la polka paraguaya, cantada en guarani, y de la que apenas entiendo algunas palabras. Mi guía ocasional, uno de los chicos que trabajan en el fuerte, me explica que es una polka nueva, que canta la historia de un muchacho de pueblo, cuya novia se fue a trabajar a España, y ya no le llama mas.

Cuando pasada la media noche la música pasa a ritmos más modernos, las parejas pierden interés, miran para cualquier lado sin saber como llevar el paso y algunos empiezan a abandonar la fiesta. Después de una hora allí, y con dos o tres cervezas, pienso que ya no será difícil conciliar el sueño y también me dirijo a casa.